Isco fuerza la dimisión del Madrid

Se acerca la meta y el Madrid se descuelga. Su enorme ventaja ardió en la hoguera de las quejas y los errores arbitrales, pero también en una caída en picado de su juego en momentos puntuales. Se repitió en Sevilla, donde creyó que bastaba un cuarto de hora para cerrar el caso. Pero el caso quedó abierto y un Betis más comprometido, más conjuntado y más solidario, a las órdenes de Isco, capitán y general, se lo comió.

Asomaron los defectos de los peores días: un Mbappé impreciso, un Vinicius descolgado, un Rodrygo evaporado, un centro del campo esquelético y una defensa inexplicable. Tanto como que Ancelotti mantuviera a Rüdiger, cuya cojera fue más que evidente. Demasiados defectos demasiado cerca del euroderbi. El Betis, pasado el shock del 0-1, fue un equipo esforzado y profundo, merecedor del triunfo.

Anoeta le dio a Ancelotti la oportunidad de ganar sin gastar. Quizá no tenga otra de aquí a final de curso. Lo del Villamarín, con la pelea a tres por la Liga hirviendo, era otra cosa. Ahí cambió a ocho y puso casi a los mismos que el martes estarán en el euroderbi. Metan a Valverde, pongan en duda a Alaba y elijan a dos entre Camavinga y Modric y tendrán el once. Así que quedó un Madrid en 4-4-2 o 4-2-4, según los ojos con los que se mire, con Rodrygo y Brahim en las bandas y Vinicius en el centro junto a Mbappé.

Del gol a la desaparición

Pellegrini, por su parte, volvió a reunir a Antony, Isco y el recién llegado Jesús Rodríguez, su círculo de bellas artes, una línea extraordinariamente creativa a la que, hasta ahora, le ha faltado un nueve que aproveche sus ocurrencias. Pero por detrás no hay jugadores siderúrgicos, buenos en la recuperación, esos que no se sienten incómodos sin la pelota. Así que cuando al inicio se la quitó el Madrid, el Betis se vio atrapado e indefenso.

El asunto empezó con un larguísimo mareo de la perdiz, una tonelada de toques en el borde del área de Adrián esperando una rendija. Y antes de los diez minutos la encontró Mbappé. El gol lo marcó Brahim a puerta vacía y la asistencia constará en acta como de Mendy, pero el inventor fue Mbappé, con un pase diagonal al lateral zurdo que sacó de la jugada a toda la defensa del Betis. Y el colaborador necesario, Vinicius, que con su movimiento hacia el centro debilitó el flanco derecho verdiblanco. A estas alturas puede ya afirmarse que entre brasileño y francés no hay celos, sino cierta simbiosis.

Del disgusto de San Mamés a nuestros días, la mejora más apreciable en el Madrid habría que buscarla cuando el balón es del contrario. Ancelotti parecía haber finalizado esa transfusión de intensidad defensiva que tantas veces salva una mala tarde, pero al equipo se le olvida pronto. No está en su naturaleza. En el Villamarín se volvió desmemoriado a la media hora. Hasta entonces el Betis había invadido muy poco el perímetro de seguridad del Madrid: un remate lejano y alto de Ricardo Rodríguez y otro más cercano y desviado de Bartra.

Tampoco había nada que registrar en la otra área. Es muy del Madrid de este año marcar y darse la vuelta. Y eso hizo tras el 0-1, conformarse con no sufrir, ya sin ese dominio inicial, expuesto a un repliegue siempre peligroso. Este también lo fue. Isco, que tiene la exclusiva del balón parado en el once de Pellegrini, botó un córner desde la izquierda y Johnny Cardoso lo cabeceó dentro a quemarropa, en el área pequeña, una de esa jugadas que durante la semana un entrenador pone en bucle como ejemplo de mala práctica.

Hasta entonces no había inquietado demasiado el Betis, pero sí había recuperado la iniciativa y se había puesto en manos de Isco, uno de esos futbolistas que por bonitos son sospechosos de no ser buenos ni constantes. Este es lo uno y lo otro en este tramo final de su carrera.

Sin Mbappé

En un instante se juntaron la lluvia torrencial, un Madrid partido en dos y un Betis creyente. Solo lo primero resultó extraño en Sevilla. Al descanso se llegó con un paradón de Courtois a cabezazo de Cardoso en otro córner. Segundo tropiezo en la misma piedra. Y después de él regresó el mismo Betis crecido y el mismo Madrid dormido.

La consecuencia lógica fue un gol del mejor, el equipo de Pellegrini. Llegó en un penalti claro por atropello de Rüdiger, que pareció muy mermado físicamente, a Jesús Rodríguez transformado por Isco, que había iniciado la jugada con un pase fantástico al canterano.

No hubo reacción inmediata del equipo de Ancelotti, sino insistencia bética. Tchouameni estuvo a punto de cometer un segundo penalti sobre Ricardo Rodríguez y Cucho Hernández tuvo el tercer gol un remate cruzado. Al otro lado el Madrid no reaccionaba con los cambios, uno de ellos controvertido. Endrick por Mbappé. El partido del francés era un horror, pero retirar al nueve, y más a este nueve, con el marcador en contra no es fácilmente explicable. Endrick, en cualquier caso, estuvo a punto de meter la primera que tuvo, costumbre muy suya. Se le fue por un metro. Al Madrid, que acabó Rüdiger de nueve desesperado, le faltó mucho más para ganarse el empate. Ahora espera que le redima la Champions, tantas veces absolutoria de sus pecados domésticos.

Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del día, la agenda con la última hora de los eventos deportivos más importantes, las imágenes más destacadas, la opinión de las mejores firmas de AS, reportajes, vídeos, y algo de humor de vez en cuando. Si estás interesado en licenciar este contenido, pincha aquí.

Clasificación Clasificación PT PJ PG PE PP 4 ATH

48 25 13 9 3 5 VLL

44 25 12 8 5 6 BET

38 26 10 8 8 7 RAY

36 26 9 9 8 8 MLL

35 25 10 5 10

Clasificación PT PJ PG PE PP 1 BCN

54 25 17 3 5 2 RMA

54 26 16 6 4 3 ATM

53 25 15 8 2 4 ATH

48 25 13 9 3 5 VLL

44 25 12 8 5

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *