El PSG obtiene su merecida recompensa en los penaltis y tumba al Liverpool en Anfield

Hizo falta agotar el cronómetro y apelar a los penaltis en Anfield para dar con el vencedor de la disputa más atractiva de los octavos de final de la Champions. Coherente con su actuación en el encuentro de ida, el PSG, desafortunado entonces, llevó al Liverpool al límite en un intenso segundo acto de la confrontación que se dilató hasta los 120 minutos. Donnarumma, héroe insospechado del partido, detuvo dos lanzamientos desde los 11 metros y profanó un estadio donde nadie ganaba en competición europea desde que lo hizo el Real Madrid en los octavos de hace dos temporadas. 4-1 en la tanda para los franceses, con errores de Darwin Núñez y Jones. Doué hizo el definitivo. [Narración y estadísticas (0-1, 1-4)]

Pese a su victoria en el Parque de los Príncipes, el Liverpool sabía que debería andarse con cuidado después de la exhibición del equipo de Luis Enrique, que salió derrotado tras avasallar durante todo el encuentro y contar con ocasiones para haber viajado con un marcador bastante favorable. En la Champions se camina a menudo en el alambre, y ni siquiera la fortaleza de los reds se encontraba a salvo ante un rival que mantiene una evidente línea de crecimiento.

Dembélé aprovechó un grave error de Konaté que dejó desnudo a Allisson y respondió así al vigoroso arranque del Liverpool, que había amenazado con dos remates de Salah. La noche nacía luminosa. A partir de ahí, cada ofensiva local encontraba réplica en los parisinos. No anduvo lejos Barcola de hacer el segundo antes de toparse con Allison.

En su tenaz persecución de un torneo que se le niega, el PSG presenta esta temporada una fisonomía distinta. Una vez superados los contratiempos de la fase de grupos de la Champions, Luis Enrique ha logrado construir un equipo sin los oropeles de otro tiempo, con un carácter de corte asambleario, sin obviar la notable calidad individual, sobresaliente en el caso de Vitinha y con alternativas tan sugerentes como la de Doué, revitalizador en el tramo final.

Entusiasmo local

A medida que avanzaba el partido, ganaba presencia frente a un Liverpool guiado casi exclusivamente por el entusiasmo. Dembélé se excedió en un cara a cara con el arquero y dispuso de otra opción en un disparo que se fue a córner, rechazado por un defensor. Sujetaba bien la atropellada propuesta de los de Slot y salía con profundidad y criterio.

El Liverpool se nutría del balón parado. Donnarumma neutralizó con una formidable intervención el cabezazo de Luis Díaz a la salida de un córner, cuando se acercaba a la hora de partido. El colombiano ponía salsa en cada acción, fuera cual fuera su posición en el ataque. Nuevamente a pelota quieta la tuvo el Liverpool, pero apareció Kvaratskhelia, con el portero vencido.

Dembélé, tras anotar su penalti en la tanda definitiva.AFP

El duelo cobró la temperatura que le correspondía. A calzón quitado, en plena combustión con el empuje indesmayable de la grada, llegaron los mejores momentos del Liverpool, que perdió a Alexander-Arnold por lesión e incorporó a Darwin Núnez en la posición de un inane Diogo Jota.

Exhaustos, los locales resistieron en la prórroga y llegaron a una suerte donde suele sonreírles el destino. Esta vez no fue así. Se lo había ganado el Paris Saint Germain, que se sobrepuso al asombroso castigo del encuentro de ida y espera al vencedor del Aston Villa-Brujas (3-1 hace una semana) en cuartos.

El Bayern Munich ratificó su clasificación con una nueva victoria ante el Bayer Leverkusen, esta vez por 0-2, con goles de Kane y Davies, para redondear un 5-0 en el global. El Inter de Milán volvió a ganar al Feyenoord. Venció 2-1 en San Siro, con tantos de Thuram y Çalhanoglu, éste de penalti. Moder, también desde los 11 metros, anotó por los neerlandeses.

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