Aunque le costó más de lo previsto, el Atlético venció al Mallorca. No cerró el partido hasta muy al final, con una virguería de Griezmann que llegó cuando apretaban los visitantes, pero así, con esfuerzo y conseguidas a última hora, saben mejor las victorias. Y del campo a la tele, para ver a qué distancia del Madrid jugará el derbi, que resultó ser de un solo punto, porque Cornellà produjo la tercera derrota del líder en el campeonato. El resultado se gestó en la conjunción de tres elementos: el Espanyol hizo bien lo suyo durante todo el tiempo y por todo el campo, el Madrid jugó a ráfagas, y el VAR dio munición a Real Madrid TV.

Jugó muy bien el Espanyol, dentro de sus posibilidades. Perfecta colocación, cada hombre haciendo lo suyo con disciplina, estupendos centrales para resistir las fases de acoso, un ojo puesto en el contraataque, los cambios a su momento, y un portero, Joan García, que está entre los mejores de la categoría. El Madrid paseó el balón en el primer tiempo como si fuera un perrito caniche. En la segunda mitad soltó algunos apretones, pero de las estrellas de la compañía sólo Rodrygo estuvo realmente bien, esta vez por la derecha. Vinicius, Mbappé y Bellingham sólo tuvieron chispazos. Y, como suele, el equipo se replegó mal en el gol.

Tampoco tuvo suerte con el VAR. El caso más claro fue el de la entrada de Romero a Mbappé, que merecía expulsión, y, lo que son las cosas, el mismo jugador marcó el gol del triunfo. Hubo un gol de Vinicius anulado porque Mbappé se quita con un empujón a Lozano, que le agarraba en el área, más una mano de Jofre y un empujón de Kumbulla a Vinicius en el área. Nada de eso inquietó a la sala brumosa. El problema del VAR es que arreglará cosas, sí, pero sus errores clamorosos, y para cada afición son clamorosos los que perjudican a su equipo, eliminan toda presunción de inocencia. En fin, el sábado habrá derbi emocionante.